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Como «premio de consuelo» por encontrar cerrado el Ana María un día sábado a las 4 de la tarde, partimos a La Piccola Italia (Coyancura 2265, Providencia). Fue una muy sabia decisión.
A esa hora había poca gente, lo que ayudó a que la atención fuera rápida.
Pedimos unas empanaditas de queso y de champiñón queso para acompañar los pisco sour, jugos y otros aperitivos. Ricas, pero estuvieron de más. No eran para nada necesarias con lo que vendría después.
Los platos quizás no se veían muy grandes a primera vista, pero lo eran. Terminamos todos comiendo a penas, pero el esfuerzo lo valía… eran muy ricos todos los platos:
El Vicho y la Maca pidieron Tripasta con salsa boloñesa y crema… obviamente llevaba queso rallado encima. La tripasta llevaba ravioli, Gnochi y Panzotti (si mal no recuerdo).
Yo pedí una tripasta especial (la diferencia acá era que en vez de panzotti llevaba fetuccine) con salsa alfredo, muy rica y por su puesto con harto queso encima.
El pocho se anotó con una lasaña boloñesa, y al parecer era lo más contundente. El plato lleno con capas de masa y los respectivos intermedios y salsa.
La Gabita fue fiel a los mariscos y pidió panzotti de salmón con salsa de camarones. Si. Obvio. Con harto queso encima.
En resumen fue una muy buena experiencia. No lo encontré caro para lo contundentes que eran los platos (promedio de CLP $9.000 por persona dicen mis recuerdos, incluyendo bebidas y empanaditas de aperitivo), la excelente calidad y la muy buena atención. Definitivamente quiero volver y es sería una de las posibles excusas válidas para volver a ir a Santiago en menos de 10 años.